A veces paso el dedo suavemente sobre ellas, como si de una cicatriz
en la piel se tratase. Con los ojos cerrados, reviviendo el dolor del
momento en que se produjo una u otra. Recordando porque se quedo ahí
esa marca indeleble que siempre ira conmigo.
Son muchas..., o pocas según con quién me compare. Para mi son solo
las mías, las que me han tocado en suerte y que nadie llevara por mi.
Cuando las miro, en esos días introspectivos y dedicados al balance,
pienso mucho en las que yo he dejado en la piel de otras almas.
Seguramente muchas, ninguna debí dejar y las que deje fueron dobles
por que me quedaron a mi también.
Al mirar, siento el dolor que provoqué y veo en mi la herida que
causé en otro. Jamás quise, lo juro. Nunca quise dejar una herida en
nadie, nunca desee causar dolor alguno. Pero lo hice, por uno u otro
motivo lo hice, no es excusa que fuese sin querer. Causé daño y deje
cicatrices.
Y mañana más. Feliz día!
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me encanta el blog!!!!
ResponderEliminarcrecer y aprender , hasta conseguirlo , no crearnos mas cicatrices :-)
sumar!!
me encanta el blog!!!