domingo, 24 de octubre de 2010

El luchador.

El luchador se enfrentó a todo. Hasta a su mismo sueño para convencerle de cuanto lo deseaba.
Luchaba por lo que amaba y en lo que creía.
Barreras y muros le cortaban el paso y peleaba contra ellos por derribarlos.
Tormentas y mareas retrasaban su paso hacia el destino en el que creía, pero el seguía adelante.

Sacrificaba cada cosa de si mismo que le exigía el sueño para acercarse un poco más a el.
Y cada vez los muros eran mas altos y fuertes. Mas terribles las tempestades que le iban arrancando trozos de si mismo que se dejaba en su lucha por su sueño. Había dejado en su caminar creencias y partes de el, jirones de su piel, pedazos de alma por alcanzar al sueño.


Lo tenía a la vista, tan cerca...
Pero ya estaba cansado y herido. Cada nueva astilla en su caminar era como un alto muro que le impedía llegar. Y su sueño lo miraba extendiendole la mano, pero a la vez exigiendo un nuevo esfuerzo.

El luchador sólo es un hombre y el sueño no se da cuenta.

2 comentarios:

  1. Hermosa reflexión
    Uno en la vida debe plantearse dos cosas
    ¿Merece la penala lucha ?
    ¿Amo el sueño como para seguir luchando?

    No hay que dejar nunca pedazos de alma , porque el alma se necesita para tener sueños y llevarlos a cabo hasta el final , un alma completa tiene sueños completos

    Graciassssssssssss

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  2. Gracias!
    Si, merece la pena luchar por un sueño y a veces sufrir por el. Por duro que sea a veces y por piedras que haya en el camino creo que merece la pena todo cuando uno ama tanto un sueño.
    El alma se pone en los sueños para ayudarnos a cumplirlos. Si no ponemos todo lo que somos en lo que deseamos y soñamos no lo deseamos de verdad. Y si ponemos trozos de nuestra alma en un sueño, el día que llegamos a el, esos pedazos de nuestra alma están dentro de el y han crecido y se han hecho parte de nuestro sueño, vuelven a nosotros entrando junto con nuestro sueño para hacernos sentir más completos, llenos, felices y con un alma más grande.
    Si has puesto tu alma en un sueño no puedes dejarlo hasta que ese sueño se niegue a ser tuyo.

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